Mendoza | 100 m2 | 2018
El proyecto de arquitectura toma un pequeño vacío urbano, lo limita con un juego de muros ortogonales y crea tres espacios principales: un patio de acceso o patio de meditación, un espacio principal de doble altura donde se desarrolla el programa de la pequeña vivienda y un segundo patio como remate.
La unidad es sencilla, sin embargo dotada de un gran carácter íntimo que invita a la introspección y al encuentro con uno mismo. La casa no se abre a la calle, sino que lo hace a sus patios para enfatizar aún mas esta situación.
Por fuera se presenta sólida y hermética, mientras que por dentro la resolución de este unico espacio sin divisiones permite que el usuario fluya libremente.